Tiempo atrás, un complejo científico canadiense captó una señal fugaz de radio proveniente del espacio exterior.
La misma fue detectada por el CHIME, el Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment o Experimento Canadiense para el Mapeo de la Intensidad de Hidrógeno.
El CHIME es un novedoso telescopio instalado en Canadá, en la provincia de Columbia Británica, concebido para trazar una carta del hidrógeno, el elemento con mayor presencia en el Universo. Las señales digitalizadas captadas por el telescopio a muy alta velocidad, serán procesadas para diseñar un mapa en 3 dimensiones de la densidad de las muestras de ese gas, lo que a su vez permitirá medir la historia de la expansión del Universo.
Por si fuera poco, el telescopio analizará ráfagas de radio rápidas (fast radio burst –FRB), que facilitarán monitorear a diario el comportamiento de las estrellas conocidas como púlsares y captar “señales extraterrestres”.
El imaginario social asocia de manera casi automática la expresión “extraterrestre” con vida inteligente en el espacio exterior, esa mezcla de sueño-pesadilla humana de toparse con seres provenientes de otros mundos, en un encuentro que nos despojaría de nuestro lugar de especie inteligente única.
La señal captada días pasados por el telescopio CHIME en Columbia Británica reavivó el tema y la pregunta no tardó en circular: ¿se trató de un mensaje enviado por alienígenas?
El telescopio está compuesto por cuatro cilindros de 20 por 100 metros cada uno, con orientación norte-sur, alineado con 256 antenas dobles, cada una de las cuales recibe radiaciones provenientes de una amplia porción del cielo, que abarca prácticamente desde el horizonte norte hasta el horizonte sur.
Las señales captadas por las antenas son aumentadas en dos etapas, usando amplificadores de baja intensidad de sonido. Luego, las 2048 señales captadas son digitalizadas 800 millones de veces por segundo. El inmenso caudal de información resultante permite separar y analizar los datos por tipo de señal, lo que habilita a los científicos a establecer la procedencia de la misma.
Una de las aplicaciones de toda esa data es el estudio de la expansión del universo, un fenómeno que se está acelerando, según establecieron investigaciones más o menos recientes.
El CHIME hará un mapa de la historia de esa expansión, observando el gas hidrógeno presente en galaxias distantes, que es afectado de manera importante por la llamada “energía negra”. Mediante la medición de los restos de las Oscilaciones Acústicas Bariónicas (BAO, por sus siglas en inglés), que se esparcieron por el universo en épocas primitivas, los científicos estarán en condiciones de trazar un patrón de la expansión que seguirá el universo en el futuro.
Y, quien sabe, tal vez escuchar el llamado de algún alienígena vagando por el espacio…
Emmanuel Fonseca, investigador postdoctoral de Astronomía en la Universidad McGill, nos brinda más detalles en diálogo con Luis Laborda.
Fuente: Científicos canadienses estudian las «voces» que llegan del espacio
Categorías:Tecnologia
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