Estoy seguro que en más de una ocasión habrás visto una película o serie de televisión en la que aparece un locutor de radio que dice algo así como: “Buenos días desde la WJR de Detroit, son las ocho de la mañana y el día se ha levantado caluroso”
Si nos ponemos a pensar, son infinidad de veces las que hemos visto el distintivo de alguna emisora de radio estadounidense y que su nombre sólo contenía letras: WSKQ, WLS, KMJQ, KSFO… pero, ¿te has fijado que siempre empiezan por W o por K? la respuesta es bien sencilla y curiosa…
A inicios de la década de 1910 se pensó en la necesidad de ordenar las comunicaciones a nivel mundial. Hasta aquel momento el telégrafo (que ya estaba regulado) era el medio de comunicación que se utilizaba (entre barcos, países, poblaciones…) pero acababa de irrumpir la radio, algo que cambiaría por completo el panorama de las comunicaciones.
El 5 de julio de 1912 tuvo lugar en Londres la ‘Conferencia Radiotelegráfica Internacional’ en la que se decidió regular y homologar cada una de las estaciones radiotelegráficas del planeta. Para ello se le asignó a cada país un código en forma de letras que debía ir acompañado por un número o nombre de la emisora. Dependiendo el tipo de emisión y la frecuencia por la que iba a emitir se le daba una nomenclatura u otra.
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